26 de diciembre de 2008

Fueguitos

Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales.
Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores.
Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento,
y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas.
Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman;
pero otros arden la vida con tantas ganas
que no se puede mirarlos sin parpadear,
y quien se acerca, se enciende.
Eduardo Galeano - El libro de los abrazos

10 de diciembre de 2008

Permanece aqui

Como una aparición,
Das vueltas a mí alrededor…
Consigues mis desvelos,
Haces que sucumba de miedo.
No puedo esconder el pánico de concluir en tus brazos.
No puedo controlar el impulso de viajar hacia ellos.
Estas ahí… entrañablemente en mi existencia.
Adentro y afuera de mis sentidos, de mí ser, de mi esencia.
Ahí te apostaste, no me consultaste…
Me instruiste en como amarte, en como venerarte…
No me enseñaste a relegarte.
No dejo de citarte… no quiero ahora alejarme…
Aunque sea solo como en ensueños…
Por favor, permanece aquí…

6 de diciembre de 2008

Derribando barreras.

Despidiendo a los custodios de aquellos sueños…
Aquellos que no serán realidad nunca.
De esos que seguiré visitando un tiempo…
Pero que relegare cuando llegue el ineludible mañana.
Volver del futuro, sin maquina del tiempo.
Retornando de mi propia cabeza, de mis propios huellas.
Boleto de ida y vuelta…
Aprendiendo del alba. Revirtiendo el amanecer.
Una jornada más con mis lupas,
Con mí existencia parcialmente nublada…
Asediada de soles…
En fin… un día más de Luz.

Declaro (palabras ajenas.. otro mas)

Declaro...
Hoy, en el día de cualquier año, en el año de cualquier siglo,
en mis plenas facultades mentales y físicas
y asumiendo cuanto vivo y escribo ...
declaro, que me declaro culpable.
Culpable de todo lo que no hice,
de todo lo que no he visto ni oído,
de las palabras que no dije a tiempo y de las otras,
que nunca aprendí.
Me preocupé por cosas que jamás sucedieron
y pasé gran parte de mi vida en sitios equivocados,
en horas equivocadas, con gente equivocada.
Declaro, que llegué tarde a todas las citas,
que no estuve nunca antes en ninguna parte,
que encontré la primavera florecida,
la tierra repartida y el cielo prometido.
Que todo lo que tengo es menos de lo que me falta,
que lo que creía, no lo creí después
y que cometí el peor de los errores:
soñé en un mundo de pesadillas.
Declaro también, que no hay nada más cierto
que nuestro pasar por la vida,
ni nada más falso que nuestra vida al pasar.
Que es feliz aquel que no quiere nada,
que no sabe nada, que no se pregunta nada
y que no se da cuenta de nada.
Que de una mano temblorosa puede caerse
el amor que hay en ella,
que todo lo que no se da,
no se acumula, se pierde.
Que todos somos al fin y al cabo
esclavos de algún vicio o de alguna virtud.
Que he sido fiel solamente a mis dudas
y que el hombre más libre que conocí...
iba atado al corazón de una mujer.
(Gian Franco Pagliaro)